jueves, 17 de febrero de 2011

Bares, qué lugares

Nueve de cada diez universitarios españoles sale de copas cada semana o, lo que es lo mismo, el noventa por ciento de nuestros jóvenes estudiantes de enseñanza superior se prodiga en bares que sirven bebidas alcohólicas con música y horario hasta la madrugada. Esto, me parece, no está ni bien ni mal, y allá cada uno con la frecuencia y abundancia de sus propias libaciones, pero es lo que refleja el estudio sobre este segmento de población hecho público por la Fundación BBVA, a partir de una amplia encuesta sobre la visión de los estudiantes universitarios respecto a sus estudios y perspectivas vitales y profesionales.

También destaca este informe que muy pocos de aquéllos han asistido a un concierto de música clásica (en contraste con la mitad de los preguntados que lo hace de modo habitual a espectáculos deportivos diversos) y que hasta un trece por ciento de los mismos no ha leído un solo libro durante el último año, ya se trate de texto docente, literario o de otra índole. Y esto, como se puede comprender, deja ya de estar bien. Mayor sorpresa me producen (desde luego ninguna lo dicho hasta ahora) las respuestas relativas a la confianza que los universitarios depositan en las diferentes instituciones y grupos profesionales del país.

Las Universidades (qué bien) ocupan para ellos el primer nivel, aunque sólo con un aprobado alto (ninguna otra merece más), en tanto que la Iglesia Católica suspende en la última posición de la tabla. Y, a la pregunta sobre la consideración que les inspiran las profesiones, a duras penas los profesores universitarios permanecen en el quinto lugar de la relación, después de médicos, científicos, ingenieros y maestros (los religiosos relegados al último lugar). Quiere ello decir que, si la Universidad sobresale por encima de todos y los profesores universitarios habitan tan sólo en una dudosa posición intermedia, habrá que concluir con lógica elemental que lo trascendente para nuestros cachorros académicos no es otra cosa que ellos mismos, que se conceden así propios la primera plana de su misma estima. Y es que, como tantas veces ha dicho Jaime Urrutia de Gabinete Caligari, no hay como el calor del amor en un bar.

Manuel Carlos Palomeque
[Publicado en La Gaceta Regional de Salamanca, 2 de diciembre de 2006]

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