jueves, 7 de julio de 2011

Jorge Semprún y la memoria permanente del Mal radical

Jorge Semprún, escritor brillante, guionista cinematográfico, poeta y ensayista, luchador en la Resistencia, deportado durante casi dos años en el campo nazi de Buchenwal ("Weimar, ciudad de cultura y campo de concentración"), miembro del comité ejecutivo del partido comunista y expulsado después de la organización por su disidencia ideológica, crítico sobrevenido y feroz del estalinismo  (el Federico Sánchez de su demoledora Autobiografía), ministro de cultura en uno de los gobiernos de Felipe González, ha escrito varios libros de memorias y alguna novela. Toda su obra en conjunto es, sin embargo, una lúcida y unitaria reflexión sobre la abominación de que es capaz el hombre, sobre la experiencia del Mal radical y sobre la necesidad de escribir a pesar de esta angustiosa comprobación. El propio Semprún da cuenta de todo ello, de modo especial, en un libro inolvidable, La escritura o la vida (1995), seguramente su más racional y conmovedora confesión... "Tengo que fabricar vida con tanta muerte. Y la mejor forma de conseguirlo es la escritura. En eso estoy: sólo puedo vivir asumiendo esa muerte mediante la escritura, pero la escritura me prohíbe literalmente vivir"..."Me convertí en otro para poder seguir siendo yo mismo", porque "la escritura me ha vuelto otra vez vulnerable al desasosiego de la memoria". Jorge Semprún es verdaderamente uno de los pocos imprescindibles. Como ha dicho Claudio Magris, el amigo que uno querría tener, tanto cuando se está de fiesta, como cuando arrecia el leviatán. 


1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo, admirado maestro, pero permítame disentir de la obra por la que uno recuerda a Semprún como un grande, un imprescindible. A mi entender, sigue siendo
    El largo Viaje el texto en el que mejor se exprea literariamente esa pulsión del mal con mayúsusculas en una existencia casual, históricamente determinada. Mis saludos desde Parapanda

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